¿La revista Proceso está en camino a la bancarrota? Fue lo primero que pensé cuando me enteré que los pagos en la revista se han estado atrasando desde hace algún tiempo. Por ahora, el atraso es de casi dos quincenas.
Lo segundo que vino a mi mente fue un sentimiento de nostalgia… fue la revisa con la que crecí; la revista en donde escribió mi padre, y donde escriben mis tíos… en la que trabaja mi madre y en la que escribía hace algunos años (en particular para la página web).
La dirección de Fresas 13 en la colonia Del Valle fue parada habitual durante mi infancia casi dos veces por semana. Mi madre, mis hermanos y yo pasábamos como “Pedro por su casa” para reunirnos con mi padre —y del paso saludar a mis tíos—, para regresar a casa luego de una tarde de jcompras en Liverpool de Insurgentes y de juegos en el parque que está cruzando Félix Cuevas.
Así pues, escuchar que la revista no pasa por un buen momento me pone un poco melancólico y un poco triste, ya que forma parte de mi vida en muchos sentidos, aunque mi padre ya no esté y yo ya no trabaje ahí; a pesar de que ya no es la misma empresa con la que crecí.
La situación arriba mencionada adquiere un matiz más trágico luego de los roces que ha tenido el semanario con el presidente de la República. Y es que si efectivamente la revista se dirige al camino de la bancarrota, muchos pensarán que es inevitable pues perdió su misión periodística y se vendió a la oposición moralmente derrotada. Y sí, seguro ha tenido muchos errores, y probablemente perdieron el rumbo pero no de la manera en que el oficialismo lo quiere hacer ver todas las mañanas.
Si la revista llega a cerrar, será triste no sólo por la trayectoria periodística del medio sino por la desaparición de empleos; se perderá un bastión de la libertad de expresión y del periodismo sin concesiones.
La revista Proceso está en crisis. ¿Qué tan severa? ¿Tiene sus días contados? No lo sé pero ojalá y el semanario viva un renacimiento.