Gabriel no para ni un segundo. Salvo cuando está dormido y sólo por períodos de una hora. Sé que todos los padres dicen lo mismo de sus hijos, pero les prometo que en este caso supera a muchos: mi pequeño tiene una energía descomunal. No saben…
A ese contexto hay que añadir las cargas de trabajo de la casa y el hecho de que mi esposa Montse y yo, trabajamos, y pues estamos en medio de una cuarentena, solos en casa. Dios mio, ayúdanos.
Y entonces el polvo comenzó a atacarnos…
Dios mio, ayúdanos.
Luego de tres meses de malabarear con nuestros deberes la necesidad de un mano extra se hizo indispensable, sobre todo con las responsabilidades de casa. La respuesta llegó de una forma que yo no había concebido salvo en las películas de Ciencia Ficción: compramos dos robots aspiradores. Primero uno barato, el Clean Robot, y posteriormente el iRoomba 671.
Gabriel lo recibió con asombro, “¿Bo?”, repetía una y otra vez para ver si realmente lo estaba nombrando bien. “Sí, chiquito, es un Robot”. Los gatos lo recibieron con más asombro pero sólo un par de horas, después se volvió parte de su escenario cotidiano.
Nuestros primeros robots… su primer robot. Innevitable pensar ¿hasta a dónde llegará esto? ¿Viviremos como en una película de Ciencia Ficción? ¿Serán los robots nuestras peores pesadillas? ¿Nos ayudarán, como se dice en Blade Runner 2049, a conquistar otros mundos?
Y es que la verdad la convivencia con los robots ya está aquí. No sabemos qué esperar con certeza, salvo que, según el libro El ascenso de los robots de Martin Ford, estás máquinas vendrán a arrebatarnos muchos de nuestros trabajos.
¿Cómo lo vivirá Gabriel? ¿Cómo lo vivirán sus hijos? A estas alturas… contarle sobre una vida sin teléfonos celulares y de una televisión no bajo demando le parecerá un mundo antiguo.
¿Qué nos espera a nosotros?
Líbranos del polvo
Los robots funcionaron.
El Clean Robot poco menos que el iRoomba, pero fue el primero en llegar y lo hicimos a manera de experimento. Es un modelo barato y poco sofisticado que no alcanza esquinas ni muchos rincones pero luego de no poder barrer en un par de días. Sí, no sustituye al trabajo humano pero ayuda un poco.
Desgraciadamente este robot no aguantó los embates de Gabriel, quien se sentaba en él porque… pues porque podía y le parecía divertido: las llantitas del robot, que parecen de carrito de tianguis, no soportaron el peso.
Luego llegó el iRoomba y la diferencia es enorme.
Llega a las esquinas y a algunos rincones. Está limitado por su altura y tamaño pues hay muebles a los que no puede acceder por debajo, a diferencia del Clean Robot que por ser mucho más pequeño sí alcanza a pasar. El precio sí cuenta.
Y el polvo desapareció.
Aún así tampoco sustituye a una mano humana, requiere de asistencia y no evita que eventualmente debamos mover muebles para barrer o aspirar algunos rincones pero es efectivo en un 80 por ciento. No resuelve todo lo que necesitamos pero sí se agradece.
¿En qué porcentaje sustituirán los robots laboralmente al ser humano? ¿En un futuro será símbolo de estatus tener robots? ¿Generaremos un nuevo sistema, tipo esclavista, pero basado en robots?
Me emociona pensar en este tipo de cosas y lo que nos depara con los robots pero también me da un poco de miedo… Me gustaría tener un rancho con robots trabajándolo pero ¿y si se genera una distopia cómo lo vemos en las películas?
En fin… los robots están aqui y poco a poco los veremos más seguido en ambientes cotidianos. No hay vuelta atrás.
Y a ustedes… ¿les emociona? ¿Tienen alguna experiencia con robots?
1 comment
Habrá Robots, que construyan mi casa más rápido! Y que me salga ñn baratos? ?? Excelente artículo! Bebé Gabriel! Disfrutará de esclavizar Bo! Ya lo veras! Gracias