Nunca he matado a nadie. Sólo he matado insectos. Ellos no cuentan, supongo, porque no tienen alma. Y no estoy dispuesto a que nadie me diga lo contrario, porque… No. No todo lo que vive tiene alma, no todo lo que vive siente lo que nosotros sentimos y no todo lo que vive puede soñar con dominar al mundo.
Por eso los insectos son diferentes. Ellos corroen, destruyen… Son parásitos que viven de lo que nosotros dejamos. Nos chupan la sangre y roban nuestras sobras; roban lo que no queremos, lo que despreciamos. Son molestos, incontrolables, invasivos.
Los perros son aparte. Tienen encanto, no como los gatos que son demasiado soberbios. No sé si los perros tengan alma pero al morir me gustaría que alguno pudiera estar junto a mí, en caso de que allá arriba también estemos solos. Read more