Durante la grabación de Ya estás, Montse me preguntó, entre otras cosas, sobre uno de mis mayores aprendizajes en la vida. Pensé varias cosas en ese momento y mi respuesta la fui construyendo conforme hablaba… en ese momento quizá no lo tenía tan claro. Ahora, volviendo a responder, en una especie de segunda oportunidad, quiero decir que uno de mis mayores aprendizajes en la vida es lo siguiente: uno puede convertirse en las figuras de poder que tanto criticamos, ya sea un padre, un jefe o un mentor.
Así pues, si no tenemos cuidado, cuando nos toque el turno de convertirnos en una figura con cierta autoridad, tendremos altas probabilidades de convertirnos en aquello que tanto criticamos. Y repetiremos el ciclo una y otra vez. Y no hablo necesariamente de diferentes estilos de liderazgo sino de uno tóxico, de esos en los cuales comenzamos a padecer la relación, a un grado que comienza a ser dolorosa.
Haciendo memoria, encontré que este pensamiento lo tuve desde que estaba muy pequeño con varias actitudes de mi padre las cuales me llevaron a pensar que no debería repetirlas. Situación que se fue corroborando a lo largo de mi vida laboral con diversos jefes que tuve. Me topé con grandes líderes con distintos estilos de liderazgo de los cuales tomé cosas, hubo otros malos jefes con diferentes estilos de liderazgo, y dentro de los malos están aquellos cuya toxicidad me puso frente a las cuerdas con respecto a mi valía y a mis propios capacidades, como seguramente lo vivieron ellos.
Por supuesto, los jefes tóxicos no lo son las 24 horas del día, y como todo ser humano, pueden enseñarnos cosas valiosas por las buenas. También habrá que decir que el nivel de toxicidad o el juicio de qué tan bueno es un jefe o líder dependerá de cada persona; creo que es nuestro deber reconocer esos lados positivos de un líder tóxico y saber agradecerle, sin que esto justifique o exima otras de sus conductas.
En mis primeras experiencias con un jefe tóxico, pensé que sólo bastaba con decir “yo no soy así”. Durante mis primeras experiencias como jefe o líder, habían formas que no me gustaban de las cuales era consiente, de esas no tenía problema. Pero había otras que salían de manera inconsciente y esas eran las más difíciles de reconocer.
Para la ruptura de patrones me ayudaron dos cosas. Primero, la auto observación: estar pendiente de nuestras acciones y tomar en cuenta al otro ayuda; segundo, la frase de la hermética que dice: Todos somos uno, fue crucial. Y es que este precepto nos lleva a cuestionarios ¿qué es lo que me une a aquello que me disgusta? ¿Soy igual? Y si no soy igual… ¿porque estoy con una persona así?
Al final, el aprendizaje que subyace a este juego de poder entre el jefe y el subordinado esta inseguridad y las maneras en que cada uno la vive: las inseguridades del jefe se expresan de cierta manera en contra del subordinado, resonando en sus inseguridades las cuales provocan sensaciones negativas como dolor, ansiedad, sentimientos de injusticia, etc.. Y si ese subordinado no entiende este juego de inseguridades, podría actuar de manera similar a su jefe tóxico cuando le toco tener gente a su cargo. Cuando la posición de poder cambia, la manera de manejar y proyectar nuestras inseguridades también.
Sii no hacemos consientes nuestras inseguridades jugaremos el rol contrario, en una especie de juego de opuestos (ying/yang). Y en un abrir y cerrar de ojos ya nos convertimos en aquello que odiamos sin darnos cuenta.
Cuando estamos viviendo el ciclo con un jefe tóxico es más complicado reconocer los aprendizajes que se dan de manera positiva (el lado oscuro del jefe), pero una vez fuera del ciclo somos capaces de reconocer los matices. Y seremos capaces de entender que esa persona tóxica es presa de diversas inseguridades, al igual que nosotros, insisto, sin que esto implique que debemos justificar esos actos que van en nuestra contra.
Al final, no somos tan diferentes, pero al llevar a otro nivel de conciencia estos patrones, podemos hacer la diferencia en nuestra vida y en la de los demás.
Montse pregunta sobre el mayor aprendizaje
Les comparto el episodio de Ya estás en donde me Montse me pregunta sobre cuál es mi mayor aprendizaje.