Estoy convencido de que el agradecimiento es primordial para una vida plena y llena de abundancia. Y para llegar a esto, comienzo con una pregunta: ¿qué debemos hacer cuando alguien hace algo lindo por nosotros? Es decir, cuando alguien nos hace un favor o nos da una gracia (algo si un merecimiento en particular); cuando alguien realiza un acto de buena voluntad. También estoy convencido de que todo esto requiere de un trabajo interior puesto que forma parte de un proceso.
Pero vayamos por el principio.
Lo primero es dar las gracias por el gesto. Pero ¿esto es suficiente? ¿Debemos hacer algo más? Esto lo digo porque muchas veces he escuchado a personas que en general son consideradas como malagradecidas esgrimir el argumento de que, sí lo son porque han dado las gracias cuando alguien ha hecho algo por ellas. Y pues sí, no conozco nadie que se perciba como malagradecido. Digo, habrá mil pretextos pero al final siempre terminaron diciendo: “Yo le agradecí. Yo le di las gracias”.
Así pues, podríamos pensar que dar las gracias no es suficiente. Pero si esto es así… ¿cómo debo agradecer el gesto de alguien? ¿Con un regalo? ¿Sólo con palabras? ¿Con qué tipo de acciones debo pagar el favor o el gesto? Lo cual me hace pensar que entonces, el agradecimiento se convierte en una especie de vínculo con la persona que nos lo da una gracia o nos hace un favor. Pero entonces pregunto ¿esto no nos pone en una situación de deuda? A veces eso podría parecer.
Entonces… ¿qué hacer?
Si me regreso al origen del término agradecimiento, encuentro que se relaciona con reconocer una gracia que se nos ha otorgado, un regalo que obtenemos sin merecimiento alguno. Así pues, dar las gracias debería implicar cierto regocijo ¿no?, es decir, quien no desea obtener algo a cambio de nada o por haber hecho nada. Lo cual va desde presenciar un atardecer, encontrarse dinero en la calle, recibir un favor, un regalo de cumpleaños o algo inesperado.
Y entonces… en un acto de gozo y de apertura de conciencia disfrutamos este momento que nos da la vida, y reconocemos la gracia que se nos ha otorgado, así nada más, no por nuestro esfuerzo, no como fruto de nuestro trabajo. Sólo por qué sí.
El reconocimiento de una gracia es entonces algo que se vuelve sumamente personal porque tiene que ver con saber recibir lo que nos da la vida o Dios (o si se sienten mas cómodos, el universo), y regocijarnos con estos favores. Es como un aliciente que nos ayuda a pensar que todo va a estar bien y que no hay de qué preocuparnos.
Si por el contrario sentimos que no nos lo merecemos, si sentimos que la vida no es justa, etc, etc… entonces no seremos capaces de reconocer el gesto, la gracia… y desdeñaremos el acto. Y si bajo esa premisa “damos las gracias”.. pues serán palabras vacías.
¿Reconocer a las personas que nos hacen un favor nos debería llevar a darle un trato VIP a esas personas? No creo que debería porque sí el agradecimiento es sincero nos pondrá en un una dinámica de circuitos donde estaremos siendo generosos no sólo con ellos sino con todo mundo. Pero bueno, somos seres humanos y seguramente antes de llegar a este estado de gracia tendremos varios altibajos, pero de ninguna manera debe de verse como una atadura o como una deuda que debe pagarse, aunque la persona que haya hecho el favor espere que se le devuelva. Y es que en el fondo todos deseamos que nos devuelvan el favor. Pero eso es tema para otro día.
Entonces, vayamos a lo siguiente: el acto de agradecimiento debe ser lo suficientemente sincero como para entender que la vida es plena y maravillosa. Y bajo este contexto, sólo debería bastar con dar las gracias. Pero también bajo este contexto, deberemos entender que otorgar favores, ser generosos u otorgar una gracia a las personas a nuestro alrededor, es producto de nuestro agradecimiento. Y debemos tratar de que sea sin interés de por medio, que sea de verdad un acto de amor incondicional.
Dar las gracias a una persona, a la vida o a Dios por un regalo es el inicio de un proceso de generosidad en donde devolvemos los favores que nos han otorgado, pero no necesariamente deben recibirlos las personas que han sido generosas con nosotros, pueden ser ellos, otros seres queridos o quizá algún desconocido; con lo cual ayudaremos a que el flujo de la riqueza y la abundancia siga girando.
Antes de llegar a estado pleno seguramente seremos sumamente agradecidos las mismas veces que seremos sumamente ingratos, porque como seres humanos fallaremos muchas veces. Al final, todo es un proceso. Así pues, agradezcamos de corazón, hagámoslo lo mejor que podamos… con la conciencia que siempre podremos ser “más agradecidos” y generosos. .
Que así sea.