Hace unos días decidí retomar una parte importante de mi vida: mi cuerpo. Llevaba ya mucho tiempo sin hacerlo caso. Mucho. Y aprovechando que estoy en etapa de construcción decidí que debía recobrar el control del mismo. Y justo al día siguiente… me enfermé. Dolor de garganta, dolor de cabeza y un poco de fiebre me inhabilitaron casi por completo durante cuatro días.
Ante tal situación no tuve más remedio que dedicarme a reposar unos días. Y ahora sí estoy listo para comenzar. Espero que nada se atraviese en mi camino e interrumpa la constancia, cosa que me cuesta trabajo. Y es que comenzar no es difícil, me gusta hacer ejercicio, pero mantener la constancia ha sido un poco complicado para mi desde hace casi 25 años. Me da pena admitirlo pero es verdad.
Recobrar el control de mi cuerpo ha sido una de mis asignaturas pendientes. Y si bien mi esposa Montse ha fungido como una luz de conciencia, no estaba con el modo adecuado para enfrentar la situación: estaba resolviendo otras cosas de mi vida y me olvidé un poco de él; estaba muy ensimismado con mi yo interior pero se me olvidó que de alguna manera, el cuerpo también es un reflejo de nuestros adentros… así como lo es el mundo material (nuestro contexto) que nos rodea. Así pues, el lineamiento lo que es adentro es afuera, también aplica para nuestro cuerpo.
Cuidar el cuerpo también es una tarea espiritual.
Entonces… decidí comenzar una rutina de ejercicio, y para esto me topé con un influencer llamado Fabio Vallejo, quien tiene una serie de ejercicios brutales (tal cual) para el acondicionamiento físico, mismos que puede hacer uno en casa. Y es que nunca me ha gustado la idea de ir a un gimnasio.
Fabio tiene planes de acondicionamiento personalizados pero aun no llegaré a ellos. Pero por lo pronto, encontré varias rutinas que él sube en línea y que he empezado a implementar. Apenas llevo un par de días. Voy poco a poco ya que desde hace años que intento retomar una rutina de ejercicio me termino lastimando debido a mi deseo de recuperar el tiempo perdido. Mi esposa piensa que es un pretexto, pero de verdad que me he lastimado. Así pues, Iré combinando sus ejercicios con los que hacía antes para ir, poco a poco, hasta formar una rutina sólida. Esta vez no me voy a desesperar y me iré despacio. Y ya veré si entro en un trato más personalizado con el en un futuro.
Desde pequeño me gusta hacer ejercicio pero principalmente me gustaba hacerlo jugando fútbol o voleibol, y si tenía que hacer algo en solitario, pues entonces contemplaba ejercicios en casa (nunca gimnasio porque no me quiero sentir dependiente de algo externo) o bien en la patineta (actividad que está en pausa hasta dentro de unos meses). Así que hacer actividad física no es algo que padezca en lo absoluto.
Por ahora no empezaré dieta alguna pero si haré algo: debo cambiar mi relación con la comida. Y para esto me estoy inspirando en otro influencer llamado Luis Cañamar cuyo enfoque me da paz pues no sataniza y no es tiránico. Gracias a él pude voltear a ver la relación que tengo con la comida, la cual está determinada por la ansiedad. Muchas veces como por ansiedad. Y no es que no lo supiera pero no lo tenía tan consiente porque no lo quería voltear a ver. El tema es que la ansiedad enmascara diversos pensamientos negativos que uno tiene de sí mismo y entonces la comida se vuelve un refugio de todo a aquello que nos duele.
Gracias al contenido de Luis descubrí que varias veces como de más porque me aborda un pensamiento que me dice: te lo tienes que comer. Ya estoy bien, no tengo más hambre y de pronto este enunciado aparece en mi cabeza y se siente como una orden. Y entonces sigo comiendo, y lo enmascaro racionalmente bajo la premisa: “es que si no, se va a quedar”, “es que si no, nadie se lo va a comer”, “se va a echar a perder”. O … “lo tengo que comer porque así lo decidí desde hace rato. Ni modo que ya no”.
Todos estos pensamientos intentan justificar el hecho de seguir comiendo como si tuviera que compensar algo de mi… y entonces podríamos hablar de sentimientos de insuficiencia, inseguridades etc…
En fin… apenas son los primeros pasos de algo que deseo comenzar a construir con calma. Al igual que la siguiente etapa de mi vida. Ya les contaré cómo me fue.
Y ustedes… ¿Qué relación tiene con su cuerpo y con la comida? Háganmelo saber en los comentarios.