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Gracias a la gente que ha venido a consultarme a través de una lectura de cartas, y por experiencia propia, veo que lo que más trabajo nos cuesta a la hora de cambiar algo de nosotros mismos o nuestra circunstancia es dejar ir aquello que nos hace daño o aquello que no nos da resultados.
Es como si esperáramos un premio por nuestra tenacidad. Si aguantamos lo más posible seremos recompensados.
Y por si eso no fuera suficiente sentimos que si renunciamos a aquello que decimos querer o que nos propusimos lograr, estamos renunciando a una parte de nosotros.
Entiéndase Dejar ir a la acción que conlleva dejar de lado una idea, un objetivo, un sentimiento, una persona o una situación particular. Es la cancelación de una posibilidad, una renuncia.
Dado lo anterior… ¿cómo no va a ser complicado cambiar una situación, o a nosotros mismos, si sentimos que al “dejar ir” nos estamos traicionando? Es decir hay un cierto patrón de resistencia al cambio, al “dejar de ser” como somos.
Al final, es impresionante darse cuenta cómo el Dejar ir puede ser una experiencia liberadora además que resulta casi mágica pues al soltar, otras puertas, otras oportunidades, se abren casi de inmediato.
Y ustedes ¿qué opinan del Dejar ir?